El pranayama (respiración) es una herramienta poderosa que enseña a alcanzar la maestría sobre aquello que dejamos ingresar a nuestra vida y aquello que dejamos ir.
Cuando eres apegado a lo que ingresa o cuando dejas ingresar a tu espacio físicio y emocional únicamente situaciones, personas o pensamientos que te dañan, entonces hay un desequilibrio a nivel integral.
Lo que dejamos ir en la exhalación es dióxido de carbono, y esto es oxígeno que ha recorrido nuestro cuerpo y saca tóxicos que ya no son necesarios en el mismo. Es así como nuestro cuerpo, y hablo sólo a nivel físico, permitirá sabiamente, a medida que vas practicando, a obtener una voluntad fuerte de desear sólo aquello que es bueno... de desearlo y de obtenerlo. Ya de por sí sola, tu mente y tu vida en general estará en equilibrio.
Si mantienes voluntad sobre tu práctica y sobre el ejercicio de
dejar ir y venir –lo bueno-, notarás que aquello de lo que siempre te apegas no será más un obstáculo en tu vida. Quizá no lo logres de la noche a la mañana porque es necesario que construyas este camino del desapego. Con el tiempo se te hará más fácil dejar ir el disgusto, la angustia, la obsesión, las cosas materiales, a las personas, a tus hijos, el goce por el sufrimiento etc..., haciéndote sentir más libre y liviano en la vida.
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